Infórmate, lee las etiquetas y mantente alerta:
Degradable es casi todo. Solo significa que se degrada, en uno, cien o mil años.
Biodegradable significa que puede ser descompuesto por microorganismos y reincorporarse al ambiente. Los productos biodegradables son realmente los de menor impacto ambiental. Por ejemplo: alimentos orgánicos, cartón o papel sin pigmentos.
Oxo-degradable quiere decir que se fragmenta más rápido y en partículas pequeñas. Usualmente son productos hechos de derivados del petróleo, contaminan y son una gran amenaza para el ambiente. Se descomponen a la vista, pero continúan afectado y resultan aún más peligrosos ya que de llegar al mar se convierten en ‘comida’ para peces que luego terminan en nuestros platos; es decir, indirectamente, en esta cadena de contaminación el ser humano podría terminar ingiriendo estos microplásticos.
Oxo-biodegradable es un término que, según especialistas, no es preciso y está mal utilizado. De acuerdo a estudios independientes, no hay pruebas suficientes para comprobar que esas partículas minúsculas de plástico puedan ser procesadas por microorganismos para entonces sí poder autodenominarse ‘biodegradables’.
Compostable es algo biodegradable con capacidad de convertirse en abono, bajo ciertas condiciones. Quiere decir que los productos compostables requieren de ciertas condiciones de temperatura o humedad, por ejemplo, para acelerar su descomposición y transformarse en tierra fértil.
Reciclado es aquello hecho con materia prima reutilizada.
Reciclable quiere decir que tú le puedes dar otro uso, no necesariamente que haya sido elaborado con material reciclado.
Crea el hábito
Lo mejor para el ambiente es dejar de usar productos desechables, pues todo lo que botas al tacho de la basura tiene un impacto en el ambiente. Primero analiza las opciones reutilizables y solo cuando no tengas otra opción, es preferible optar por los productos biodegradables o compostables.